24.10.10

Atrapada en su sumisión





Atada y sometida siente mi sudor recorrer tu cuerpo, sin poder evitar que te penetre con su insidiosa humedad y te llene de mi sed, que con su aliento reseco te depila para luego suavizar tu piel con saliva que de las lenguas se deslizan.

Los dedos aprietan y con su firme toque le recuerdan a quién debe obedecer y esperar el rojo florecer que con exquisitez y con cada toque de mi deliciosa mano en tu piel hace que el dolor se convierta en placer.

Quieres girar, quieres hablar y solo puedes gemir de mil formas, pero no me detendré, tus gemidos excitan y disparan nuestras mentes a un exquisito clímax de goce y placer.

Quieres luchar, pero mi voz te paraliza y solo te queda ceder. Ceder a nuestra pasión, a mi dominio, a nuestros deseos y fantasías, y con cada minuto aprenderé a cuidarte, complacerte y amarte.

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