Alguien una vez me dijo que al cumplir cincuenta años se inicia la verdadera vida. En ese momento no entendí
lo que quiso decir. Según las convenciones de nuestra educación, la vida inicia
al momento de ser concebidos, no cincuenta y un años más tarde.
Pero el no hablaba de vida en su significado básico,
el hablaba del vivir. Si, no solo de ser
o existir, sino de lo que decidimos y hacemos en esa existencia. Para él los
primeros cincuenta años son la etapa donde “aprendemos”, a partir de los cincuenta “ejecutamos”.
Pero también me di cuenta que esa persona;
de avanzada edad , tuvo la suerte de gozar de longevidad, salud prima y mente lucida. En ese momento
me pregunte por aquellos que no tienen esa fortuna, inclusive aquellos que ni
siquiera llegan a los cincuenta.
Es cuando caí en cuenta que nos
preparamos para esperar ciertas condiciones, requisitos o hitos en nuestra vida para
entonces, hacer, alcanzar o disfrutar, esto u aquello.
Fue cuando también entendí que
los cincuenta los debemos cumplir cada año de nuestras vidas.
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