Ploco: "En este mundo pocos son los que amasan masa y muchos los que la amasan, y mientras horneamos, los ojos con que nos vemos deben ser compasivos y comprensivos, entonces en la comunión todos comeremos del pan, y aprenderemos que lo justo es equitativo y viceversa, iluminando el camino para que todos podamos amasar."
2.7.25
El afán y la navegación intelectual en el siglo XXI
28.6.25
Del amor y política en los tiempos colombianos
26.6.25
"Ego sum, sed, laudatus sis, mi Domine"
Ploco: "En la Carta Encíclica Laudato si', sobre el
cuidado de la casa común, el Santo Padre Francisco mencionó "realidad"
sesenta y tres veces, y de manera explícita la asimiló dentro de la Creación: La
realidad es de Dios. Confirmó que todo es "interdependiente" y está "interpenetrado",
invitándonos a una mayor conciencia de nuestra responsabilidad hacia el cuidado
de todo lo que constituye nuestro entorno. Algunos de sus apartes:
"Los relatos de la creación en el libro del Génesis
contienen, en su lenguaje simbólico y narrativo, profundas enseñanzas sobre la
existencia humana y su realidad histórica. Estas narraciones sugieren que la
existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente
conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la
Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino
también dentro de nosotros. Esta ruptura es el pecado. La armonía entre el Creador,
la humanidad y todo lo creado fue destruida por haber pretendido ocupar el
lugar de Dios, negándonos a reconocernos como criaturas limitadas. Este hecho
desnaturalizó también el mandato de «dominar» la tierra (cf. Gn 1,28) y de
«labrarla y cuidarla» (cf. Gn 2,15)."
"No podemos sostener una espiritualidad que olvide al Dios
todopoderoso y creador. De ese modo, terminaríamos adorando otros poderes del
mundo, o nos colocaríamos en el lugar del Señor, hasta pretender pisotear la
realidad creada por él sin conocer límites. La mejor manera de poner en su
lugar al ser humano, y de acabar con su pretensión de ser un dominador absoluto
de la tierra, es volver a proponer la figura de un Padre creador y único dueño
del mundo, porque de otro modo el ser humano tenderá siempre a querer imponer a
la realidad sus propias leyes e intereses."
"Para la tradición judío-cristiana, decir «creación» es más
que decir naturaleza, porque tiene que ver con un proyecto del amor de Dios
donde cada criatura tiene un valor y un significado. La naturaleza suele
entenderse como un sistema que se analiza, comprende y gestiona, pero la
creación sólo puede ser entendida como un don que surge de la mano abierta del
Padre de todos, como una realidad iluminada por el amor que nos convoca a una
comunión universal."
"Para la comprensión cristiana de la realidad, el destino de
toda la creación pasa por el misterio de Cristo, que está presente desde el
origen de todas las cosas: «Todo fue creado por él y para él» (Col 1,16)[80]."
El S.P. nos expuso una visión que implica
el concebirnos tanto parte y participantes activos de la creación. No meros
observadores o sujetos pasivos, tampoco 'dueños'. Invita a la humanidad a convertirse
en 'gestor/custodio' que, en su labor de agenciar, organizar e inclusive
transformar la realidad, también actúa con la sabiduría y la imparcialidad de
un 'árbitro' ético, que responde a una humildad ontológica, reconociendo que el
ser humano no es dueño absoluto, sino parte de un todo mayor; asimismo, a una responsabilidad
ética, que guía la acción humana por principios como la equidad, la prudencia y
el amor, no simplemente por la dominación.
La humanidad debe cuestionarse y
considerar:
¿Cómo influyen nuestras experiencias,
creencias y valores en la forma en que percibimos o afectamos el mundo?
¿Cómo las diferentes culturas moldean
la forma en que sus miembros perciben e interactúan con el mundo?
¿cómo podemos asegurar una interacción
responsable, bondadosa y ética con el mundo y con los demás seres vivos?
Desde una perspectiva que roza
lo utópico, ¿debería la estructura de la existencia humana buscar una armonía o
alineación con la estructura fundamental de la Realidad?
De ser así, ¿cuál de estas dos
entidades, la existencia humana consciente o la Realidad en su aparente
autonomía, debería determinar los términos y la dirección de esta alineación?
¿Es el ser humano un agente transformador de la realidad, o es la realidad la
que inevitablemente condiciona y limita nuestra influencia?
Dentro de este embrollo nos
aferramos a la certeza de que la estructura que le damos a la realidad se
convierte en base fundamental para definir el sentido de nuestra existencia. Premisa,
que ha permeado todas las expresiones ideológicas de la humanidad, concebidas
en un intento de unificarla, agruparla, pero que no ha logrado eludir el
impacto transformador (negativo o positivo), de las ideas cambiantes e
inciertas que concibe cada individuo, cada 'yo'; y viceversa."
25.6.25
La Verdad de "una verdad"
Ploco: "Una verdad apacigua esa urgencia por estabilidad y convencimiento que nace de estar inmersos en cambio e incertidumbre, aunque en ocasiones no sea tan verdadera."
Comúnmente nos movemos entre la búsqueda de un ideal absoluto y posiblemente inalcanzable, "la Verdad", a algo mucho más funcional y particular, "una verdad". El Individuo o el Líder "navega" entre múltiples "verdades" que compiten o coexisten: verdades personales, grupales, políticas o religiosas, y construye activamente modelos de la realidad. En ese proceso, cada modelo exitoso es, en efecto, "una verdad funcional" que sirve para orientarse, afirmando una realidad psicológica innegable: la función de una creencia a menudo tiene prioridad sobre su precisión fáctica. En otras palabras, se favorece el pragmatismo sobre Idealismo. Comúnmente lo que buscamos no es siempre la correspondencia exacta con la realidad, sino la utilidad para la vida. Necesitamos un ancla, y a veces, un ancla "suficientemente buena" es mejor que ninguna, incluso si sabemos que no es perfecta.
El "realismo pragmático" de William James o la "ilusión necesaria" de Nietzsche, nos enseñan que el valor de una creencia no radica en su objetividad, sino en su capacidad para generar cohesión o acción efectiva. Las "verdades funcionales" son herramientas de supervivencia cognitiva y social. En un mundo de complejidad abrumadora, no podemos operar bajo el peso de una verdad absoluta (si es que existe), sino que dependemos de modelos simplificados que nos permiten actuar.
Entonces evaluamos ideas que, sin ser objetivamente ciertas, organizan nuestra experiencia, motivan la acción y cohesionan grupos de manera efectiva. Mitos fundacionales de una nación, ciertas máximas morales simplificadas o incluso creencias personales que nos impulsan a superarnos, pueden entrar en esta categoría. No son "tan verdaderas" si se las somete a un escrutinio riguroso, pero su valor funcional es inmenso.
Pero también se deduce un costo oculto: estar dispuestos a aceptar un grado de imprecisión, proposiciones delusivas o incluso el autoengaño a cambio de paz mental. Es el reconocimiento de que la disonancia cognitiva es tan incómoda que preferimos una explicación coherente pero imperfecta a la ansiedad de no tener ninguna explicación. Las "verdades" que se institucionalizan es clásico ejemplo de autoengaño sistémico (ej. dogmas políticos o corporativos), y pueden perpetuar sesgos o injusticias. La historia está llena de ejemplos (desde crisis financieras hasta conflictos sociales) donde la comodidad de una "verdad útil" impidió corregir errores a tiempo, proceso que se puede ver obstaculizado por el sesgo de confirmación y la presión grupal.
En ese mismo sentido, los mitos fundacionales y las creencias grupales, son a menudo constructos de poder. Como señala Foucault, lo que se considera "verdad" en una sociedad refleja relaciones de dominación. Por ejemplo, una "verdad corporativa" sobre la "meritocracia" puede ocultar desigualdades estructurales. La funcionalidad de una verdad, entonces, no es neutral; puede servir para estabilizar o para oprimir.
Vemos una tensión entre pragmatismo y responsabilidad
epistemológica, que nos lleva a preguntarnos, dónde trazamos la línea entre
"una verdad útil" y el engaño nocivo. Aquí, conceptos como la
"ignorancia virtuosa" (Jonathan Rauch) o la "humildad
cognitiva" (admitir que nuestros mapas o "verdades", son
provisionales) son clave. Un ejemplo moderno es la ciencia: sus teorías son
"verdades" imperfectas, pero su método exige revisión constante,
evitando el estancamiento en dogmas.
Nuestra relación con la verdad es compleja y a veces contradictoria, entonces favorecemos, no la "Verdad" ideal, sino "una verdad", que, como herramienta psicológica, utilizamos para sobrevivir a la incertidumbre, una herramienta cuyo valor principal reside en su capacidad para "apaciguar", incluso si eso implica sacrificar grados de veracidad.
En el contexto social, político y empresarial debemos "navegar" realidades, sin embargo, el 'capitán' en muchas ocasiones no tiene un mapa satelital perfecto (La Verdad) y en ocasiones debe confiar en un mapa antiguo y dibujado a mano, en historias de otros marineros o en su propia intuición (una verdad). Sabe que no es "tan verdadero" o preciso, pero le permite tomar una decisión, fijar un rumbo y seguir avanzando en lugar de quedar a la deriva. Empero, un buen capitán siempre estará revisando esas "verdades": mapas, rutas y el actuar de su tripulación, para corregir el camino hacia el puerto de destino.
La certeza absoluta es imposible. La incertidumbre podría llevarnos a dos caminos: ansiedad existencial o libertad creativa (en nuestro propio navegar). En un mundo posmoderno, donde las "grandes narrativas" se han fragmentado, esta segunda opción parece la más viable, pero requiere tolerancia a la ambigüedad y ética.
Entonces se nos invita a un acto de honestidad radical:
reconocer que gran parte de lo que llamamos "verdad" es en realidad
un protocolo de supervivencia. La pregunta ética y práctica es: ¿Cómo usar
estas "verdades" sin quedar atrapados en ellas? La respuesta quizá
esté en tratarlas como barcos, no como puertos: medios para avanzar, nunca
como destinos finales.
23.6.25
Atados a una creencia
"Velad por no estar atados a una creencia concreta que niegue las demás, pues os veréis privados de un bien inmenso (…) Dios es demasiado grande para estar encerrado en un credo con exclusión de los otros". (Wahdat al-Wujūd): Ibn ʻArabī - Místico, pensador y poeta musulmán, Murcia islámica, 1165.
Ploco: "Las palabras de Ibn ʻArabī
convidan a no limitar la comprensión de lo divino a un solo credo, principio
extensible a toda búsqueda de conocimiento. Análogamente, nos invitan a no desechar
ni excluir otras verdades o saberes valiosos, sino a considerar cómo pueden
enriquecer una comprensión más integral, reconociendo que la vastedad de la
realidad difícilmente se agota en una sola perspectiva.
Su mensaje resuena con fuerza en
nuestra era, donde la diversidad de creencias, la descreencia y la ciencia
coexisten en un mundo cada vez más interconectado y donde se necesita un
diálogo abierto y respetuoso entre diferentes perspectivas.
La sociedad humana encontró, tanto en las
antiguas religiones animistas como en los complejos sistemas teológicos
actuales, la mayor fuente de inspiración y guía para construir su relación con
lo divino y su comprensión del mundo. Pero la ciencia no ha estado ausente, paralelamente
ha brindado avances innegables en nuestra comprensión del mundo, mejorando
nuestra calidad de vida y ampliando nuestros horizontes intelectuales.
Creer y pensar han ido de la mano,
afectándose mutuamente, creer empuja a pensar y pensar lleva a creer. La fe y la
ciencia han ayudado a la humanidad a acercarse a la verdad, independientemente
de si coinciden o no en sus perspectivas. Intrigantemente, aun cuando no
alcanzan la verdad absoluta, el hombre común siente la verdad más cerca cuando están
juntas.
En este contexto, surgen tres posturas
fundamentales: aquellos que depositan su fe ciega en la religión como única
fuente de conocimiento válido, aquellos que abrazan el escepticismo y confían
únicamente en las verdades científicas, y aquellos que buscan un equilibrio,
articulando la fe y la razón en una síntesis armoniosa.
Empero, existe un vasto territorio de
exploración y descubrimiento donde la verdad se revela en múltiples facetas y
ninguna perspectiva única alcanza a discernirla. También encontramos verdades
fundamentales que, independientemente de su origen, resisten el escrutinio de
la fe, la ciencia o el escepticismo.
Muchas personas en el mundo comparten
la creencia en un solo creador o padre supremo, pero hay múltiples y
divergentes interpretaciones y prácticas religiosas. ¿Cómo podemos cultivar la
comprensión y la conexión mutua más allá de esas diferencias?
En este viaje existencial debemos tener
una comprensión espiritual inclusiva. Explorar la riqueza de la experiencia
humana sin limitaciones de dogmas religiosos específicos y de esta manera las
creencias individuales no se conviertan en barreras que limiten nuestra
capacidad de explorar y comprender otras perspectivas o verdades.
La sabiduría de Ibn ʻArabī, que
reconoce la existencia de un único Creador como punto de partida, de cierta
manera nos invita a ver que la dimensión espiritual es una premisa, no para ser
descartada, pero sobre la cual podemos construir una averiguación adentrándonos
en los misterios de la experiencia humana con una perspectiva más amplia y
accesible y sin la barrera de dogmas religiosos. Es decir, sumergirnos en una
reflexión filosófica buscando trascender las fronteras religiosas y teológicas.
Lo anterior nos permite explorar la
riqueza y diversidad de la condición humana, examinando nuestras aspiraciones,
dilemas morales y búsquedas de significado desde una óptica que no se adhiera a
dogmas religiosos específicos y al mismo tiempo promoviendo un entendimiento
más profundo y compasivo entre personas de diferentes trasfondos espirituales.
En última instancia, es facilitar la reflexión filosófica inclusiva y
enriquecedora para todos los que se embarquen en un viaje de exploración
intelectual y espiritual.
En un mundo marcado por tensiones y
tragedias derivadas de la confrontación de las diversas creencias, ideas e
intereses, es imperativo cultivar un espacio donde se logre encontrar puntos de
conexión y comprensión mutua que transciendan esas diferencias."
Rendir cuentas, la fe y el leon
Plocos: "La obligación de rendir cuentas es una de las cualidades excelsas de todo buen administrador, incluidos aquellos que se autodesignan, de la fe, y en ese caso, aun cuando es una obviedad, es a Dios primero que todo, a quién debe sus explicaciones, antes que sus fieles o su propia consciencia. Debe cuidar sus decisiones y actos, son para Dios y el amor, no para satisfacer ideologías o estados, a los que debe llevarles el mensaje espiritual del amor, y mostrarles como arropar con bondad y justicia sus palabras y elecciones. Encender la luz que muestre el camino del buen servir y exhortar al perdón, al buen hablar. Enseñar con el ejemplo propio, el cómo traer bendiciones al mundo."
16.6.25
Empero: Vivimos!
Plocos: "Porqué decimos que la palmera se mueve, cuando es el viento quien la mueve, empero, se mueve."
“Es la palmera o el viento”: Tensión sujeto/agente.
Hay tensión entre realidades. La Realidad Observada
(Fenomenológica): "La palmera se mueve". Esta es nuestra percepción
directa e innegable. Miramos por la ventana y vemos el movimiento. En esta
construcción, la palmera es el sujeto de la acción "moverse". La
Realidad Causal (Analítica): "Es el viento quien la mueve". Este es
nuestro entendimiento intelectual del fenómeno. Sabemos que la palmera no tiene
agencia propia; es un objeto pasivo que reacciona a una fuerza externa. Aquí,
el viento es el agente de la acción, y la palmera es el objeto que la recibe.
Cotidianamente somos parsimoniosos con nuestro lenguaje, no
nos gusta lo complejo. Casi siempre nos enfocamos en el sujeto observado
("la palmera se mueve", "la puerta se cerró", "el
barco se hundió") en lugar de detallar siempre el agente causal ("el
viento movió la palmera", "la corriente de aire cerró la puerta",
"el agua hundió el barco"). Esta
simplificación lingüística, muchas veces nos induce a no pensar en lo que
realmente está sucediendo. Caemos en la acriticidad.
¿Nos movemos o nos mueven?: Cuestión de la agencia.
Debemos cuestionarnos siempre sobre nuestra propia forma de
hablar y pensar. El atribuir una especie de "vida" o acción a objetos
inanimados, debería llevarnos a un plano mucho más profundo y humano: ¿Y
nosotros? Decimos "yo decidí
estudiar esto", "yo elegí este trabajo", "yo me enamoré de
esta persona". Pero, ¿cuánto de ese "yo" es el verdadero agente
y cuánto es el resultado de vientos invisibles?
- El viento de la biología: Nuestros genes, nuestras hormonas.
- El viento de la psicología: Nuestros traumas infantiles, nuestros deseos inconscientes.
- El viento de la sociedad y la cultura: Las expectativas de nuestra familia, la presión social, la economía del país.
No importa si la causa es interna o externa, si tiene
agencia propia o es movida por una fuerza invisible. El hecho es que el
movimiento existe. La experiencia es real. Traducido al plano humano: aunque
podamos analizar todas las fuerzas biológicas, psicológicas y sociales que nos
"mueven", no podemos negar la realidad de nuestra experiencia. Empero,
actuamos. Empero, sentimos. Empero, vivimos. Entonces debemos estar conscientes
de:
- La diferencia entre la percepción y el análisis causal.
- La noción de agencia y sujeto a través del lenguaje.
- Del libre albedrío o el determinismo.
- De que la experiencia vivida es válida más allá de sus causas últimas.
14.6.25
Tu amor, es la mejor idea
“Amor correcto: Ser correcto al
amar.
Amor supremo: Lo amado es sagrado.
Amor filial: La familia es amor.
Amor particular: Amarte a ti.
Amor social: El prójimo es amado.
Amor: La mejor idea. Si amo no abrazo el miedo y desecho el odio. Alcanzo lo perfecto, y si
me entrego a él soy: paz, libertad y alegría.
Sin él soy indigno, soy nada.
Paradójicamente, aunque emerge del amor y es bonito, enamorarse casi siempre es una fugaz y mezquina fascinación, súbdita de pasiones, caprichos y deseos.”
27.5.25
Almas Heridas | Hurt Souls
Mojada en una tormenta que te daña, ensucia y ahoga, empapada y con frio, sigues en esa carrera, arrastrándote sin sentido.
El miedo te
invade, no te deja pensar y no se detiene tu deseo de escapar.
9.5.25
Sí mi tiempo fuese oro
Cuan plúmbeo sería lo acopiado.
¿Lo invertiría buscando más tiempo?
¿Lo regalaría, auto engrandeciéndome?
o lo gastaría en mí, caprichosa y superfluamente.
y aunque lo forjo, es solo un destello frente a la fugacidad de mi existencia.
8.5.25
Expresatura
En esa época se utilizó para describir la facilidad y elegancia con la que los actores de la corte actuaban y vestían, a menudo mostrando un desdén por el esfuerzo. Para el poeta italiano Manzoni, estaba relacionada con la confianza natural que permitía hablar de grandes cosas en términos familiares y lograr impresionar y entretener, incluso sin hacerlo a propósito.
Su significado ha evolucionado, en la moda, el arte y las letras, manteniendo su esencia: "Disimular el arte y mostrar lo que se hace y se dice sin esfuerzo y casi sin pensarlo" o el “arte de ocultar el arte".
Existimos confrontando múltiples circunstancias o situaciones. muchas que podrían denominarse 'cotidianas', inminentes y reiterativas: el trabajo, el clima, el hambre, las relaciones interpersonales, obligaciones, etc., con las que nos enfrentamos en el día a día, convirtiéndose en las más "importantes" por su recurrencia, su potencial, su cercano impacto vivencial y su ocasional latencia. Estas son las que más nos presionan existencialmente y por ende influyen significativamente en nuestras decisiones y actitudes.
Ante ellas y a menudo, adoptamos actitudes preconcebidas y repetitivas, tanto, que aparecen como automáticas. Muchas veces negativas, torpes e inefectivas.
Expresatura es un enfoque que pretende llevar a cualquier persona, grupo u organización, a un proceso de transfiguración, con el propósito de saber adoptar la actitud y acción perfecta: elegante, positiva y efectiva. Permitiendo resolver las situaciones y sus desafíos de manera efectiva y positiva, y al mismo tiempo, manteniendo una reputación basada en la virtuosidad y la elegancia. Empero, lograr esta transfiguración, adoptando la expresatura, exige previamente una profunda compresión de uno mismo y de las circunstancias que nos rodean y afectan.
¿Por qué no sprezzatura?
Expresatura va más allá de solo aparentar despreocupación. Es cultivar una elegancia activa que combate la automatización negativa de las respuestas cotidianas.
Efectividad estética: Resolver problemas con gracia (sin sacrificar resultados).
Autoconocimiento: La base para actuar con autenticidad, no solo con pose.
Es un término útil para una sociedad que a menudo equipara lo eficaz con lo frío o lo elegante con lo superficial. Es el arte de vivir con elegancia deliberada y nos conduce a un mejor:
Desarrollo personal: Como antídoto contra la reactividad emocional.
Liderazgo y comunicación: Para construir reputaciones armoniosas sin perder firmeza.
Cultura organizacional: Empresas que busquen eficacia con humanidad.
Su fuerza está en que no es solo estética, sino ética aplicada: la elegancia como herramienta para navegar el caos cotidiano con inteligencia emocional.
26.4.25
Fading away in fire
Pero sonrío, sé que la luz regresa.
Entonces susurro para que no escuches,
La cosa, la luz, la realidad es real
Nuestra conceptualización de la
realidad está en constante evolución. La humanidad se enfrenta a una
considerable diversidad de perspectivas filosóficas, físicas y de ciencias
cognitivas, que sugieren que nuestra comprensión de la realidad es enredada,
llevándonos a pensar que su base pueda no ser real en los términos en que
comúnmente concebimos.
El término mismo realidad es polisémico y su significado puede cambiar drásticamente según el contexto disciplinario o el marco conceptual que se utilice. Muchas de estas 'realidades' no son tanto, mundos alternativos, sino diferentes capas, niveles de descripción o formas de interactuar y comprender el único, (o quizás no tan único) universo en el que existimos. La ciencia y la filosofía continúan explorando estas fronteras, y nuestra conceptualización de la realidad está en constante evolución.
En el pensamiento contemporáneo, encontramos múltiples "tipos" o "dimensiones" de la realidad, que no siempre son mutuamente excluyentes, sino que a menudo se refieren a diferentes niveles de análisis, marcos de referencia o dominios de existencia. La más reconocida, la realidad física fundamental (o, objetiva científica) que abarca realidades como la cuántica, cosmológica y la clásica/Macroscópica. Base propelente de otras realidades como la experiencia consciente (Fenoménica o subjetiva), y la intersubjetiva con sus constructos sociales y significados compartidos.
La tecnología nos ha familiarizado con las realidades virtuales y digitales, donde interactuamos con realidades como la virtual, realidad aumentada, mixta, el ciberespacio y metaversos. Y, no podemos dejar de listar las muy importantes realidades abstractas y conceptuales: Matemática, lógica y realidades ficcionales, que sumadas a la realidad modal (Filosóficas), las hipótesis de la simulación o las realidades espirituales, complementan el Conjunto de 'realidades'.
La Mecánica Cuántica desafió el determinismo laplaciano clásico, introduciendo la probabilidad en el corazón de la física fundamental. Sus interpretaciones varían, algunas sugiriendo un papel para el observador en la "creación" de la realidad medida (constructivista), otras buscando realidades subyacentes más profundas. La Cosmología nos muestra un universo evolutivo, con estructuras emergiendo a lo largo de miles de millones de años. Es decir, ni puramente predeterminado ni totalmente maleable. Hay leyes fundamentales (aspecto "dado", "objetivo"), pero también indeterminación y emergencia genuina.
La Complejidad y Sistemas Emergentes, campo que estudia cómo comportamientos complejos y patrones novedosos emergen de la interacción de muchos componentes simples (ej. bandadas de pájaros, colonias de hormigas, el cerebro, ecosistemas, mercados financieros), claramente apoya la idea de una "realidad emergente". Los sistemas complejos son a menudo no lineales e impredecibles en detalle, aunque puedan operar dentro de ciertas restricciones. No son totalmente predeterminados ni puramente construidos al azar.
La Neurociencia y Ciencias Cognitivas nos muestra al cerebro como un constructor activo de nuestra realidad perceptual. Lo que experimentamos no es un reflejo directo del mundo exterior, sino una interpretación basada en inputs sensoriales, expectativas, y modelos internos (constructivismo). Al mismo tiempo, el cerebro opera según principios físicos y biológicos (aspecto "dado", con elementos deterministas en su funcionamiento). La conciencia misma es a menudo considerada una propiedad emergente del cerebro. 'Yo' y mi experiencia son una coproducción entre lo dado biológicamente y lo construido a través de la interacción y el aprendizaje.
Por su parte la Biología Evolutiva, manifiesta que la evolución es un proceso de emergencia de nuevas formas y funciones a través de la variación, herencia y selección. No es un camino predeterminado hacia un fin específico. La Epigenética muestra cómo el ambiente y la experiencia pueden modificar la expresión génica, introduciendo una capa de plasticidad y respuesta al entorno que va más allá del determinismo genético estricto. Entonces la vida es inherentemente emergente y adaptativa, respondiendo a un vaivén de presiones ambientales y oportunidades.
Lo que experimentamos conscientemente es el resultado de esta compleja interacción, donde la información sensorial es modulada por la atención, las expectativas, las emociones y las creencias. Esta construcción, sin embargo, no es arbitraria. Está anclada en las interacciones con el entorno y ha sido moldeada por la evolución para ser adaptativa, es decir, para guiar comportamientos que favorezcan la supervivencia y la interacción efectiva con el mundo real.
Nuestra realidad construida, aunque subjetiva en su génesis, tiene consecuencias objetivas. Además, esta construcción no es puramente individual; la intersubjetividad, la cultura y el lenguaje juegan un papel crucial en la conformación de realidades compartidas.
Lejos de la idea de la percepción como una ventana pasiva o un espejo fiel del mundo exterior, la neurociencia actual concibe la percepción como un proceso fundamentalmente activo, interpretativo y constructivo. El cerebro no se limita a registrar pasivamente los estímulos sensoriales; los integra, los interpreta en función de experiencias previas, expectativas y el contexto actual, y genera activamente nuestra experiencia perceptiva.
Conceptos como la plasticidad cerebral demuestran que el cerebro se modifica estructural y funcionalmente en respuesta a la experiencia, adaptando sus mecanismos de procesamiento. Modelos teóricos influyentes, como el del cerebro bayesiano o la codificación predictiva, proponen que el cerebro genera constantemente hipótesis o predicciones sobre las causas de la información sensorial que recibe, y actualiza estas predicciones en función de los errores, la diferencia entre lo esperado y lo recibido. En esta visión, lo que percibimos no es el input sensorial bruto, sino la mejor hipótesis del cerebro sobre lo que hay ahí fuera, dada la información sensorial y sus modelos internos del mundo.
En la Filosofía de la Ciencia Contemporánea, se destaca la multiplicidad de corrientes que en la filosofía se aplican en determinar la realidad: Realismo, Idealismo, Constructivismo y Fenomenología. Mientras un idealista subjetivo podría negar la existencia independiente de lo real, como en el realismo, un fenomenólogo podría simplemente suspender el juicio sobre ello para centrarse en la experiencia, y un constructivista social podría enfocarse en cómo las convenciones sociales moldean nuestra realidad compartida sin necesariamente negar un sustrato real.
Por último, las Ciencias Sociales y Humanidades, nos introducen al constructivismo social, como una perspectiva dominante que enfatiza cómo las realidades sociales (normas, instituciones, identidades) son creadas y mantenidas a través de la interacción humana y el lenguaje. Sin embargo, también se reconocen las "estructuras" (económicas, políticas) que constriñen la agencia humana (elementos que pueden sentirse "predeterminados" o al menos muy difíciles de cambiar). Hay una dialéctica constante entre la agencia humana (nuestra capacidad de actuar y construir) y las estructuras sociales (que nos moldean y limitan).
Ejemplo de esa complejidad conceptual la evidenciamos al leer Laudato si’, que nos dirige al concepto de "realidad común", No es una doctrina epistemológica formal y unificada como el "empirismo" o el "racionalismo", pero si muy significativo y utilizado en diversas disciplinas, incluyendo la filosofía, la sociología, la psicología y, de manera implícita pero poderosa, en discursos éticos y sociales como el de Laudato si'.
La Tierra como hogar compartido, sus ecosistemas interconectados y su vulnerabilidad es una realidad común a toda la humanidad. La realidad es que todos los seres vivos y las sociedades humanas están profundamente interconectados, y lo que afecta a una parte, afecta al todo. Laudato si’ nos describe una visión donde compartimos un destino común y una responsabilidad compartida. La humanidad enfrenta una realidad de desafíos globales que amenazan su futuro compartido y donde todos tenemos una obligación moral común de cuidar esta "casa común".
La "realidad común" también se asimila con los aspectos de la realidad que son compartidos, experimentados, entendidos o acordados por un grupo de individuos, una comunidad o, en un sentido más amplio, por la humanidad. Algunas de las formas donde encuentra eco o se apela a este concepto, junto con sus implicaciones epistemológicas, serían: la realidad intersubjetiva y la consensual. Pero también es comparable con la realidad experiencial compartida, a nivel cotidiano, donde los miembros de una comunidad dan por sentados, aspectos del entorno físico y social que experimentan directamente. Por ejemplo, el clima de una región, la infraestructura de una ciudad, eventos públicos.
Es un término que destaca los aspectos del mundo y de la experiencia que no son meramente privados o individuales, sino que se extienden a través de un colectivo. Es un concepto que subraya que gran parte de nuestro conocimiento y de nuestra realidad misma se teje en la interacción con otros.
Plocos: ¿Flotamos en un oleaje predefinido de corrientes positivistas y constructivistas, o navegamos a través del espejismo incierto y emergente de la realidad?
El ser humano aparece en este mundo, inherentemente habilitado y capacitado para percibirlo y medirlo de un modo óptimo, aun así, no perfecto. Y, desde una óptica común, el ser humano define su entorno como el mundo, y lo hace suyo, 'su realidad', la que concibe como un 'todo’, donde coexiste aquello que percibe como objetivo (lo real), precisando, eso sí, que esta objetividad se circunscribe a dicha percepción humana, y lo construido (subjetivista/constructiva). En la medida que edifica su saber, reconoce otros 'tipos' o 'dimensiones' de realidad, como la cuántica, que amplían, complementan o recontextualizan su percepción del mundo. Pero, atrapado tanto por su cotidianidad como por el entramado de su comunalidad (incluyendo creencias, costumbres e ideas que lo limitan), prioriza aquello que, en su vivencia activa y presente, 'siente' que lo confronta y afecta.
La distinción conceptual entre lo que se define como real (objetivo), aquello que tiene existencia independiente y la realidad subjetiva/constructiva, implica la aceptación que las "cosas que son" coexisten con las "construidas".
Podríamos argüir que la realidad, tal como es comúnmente percibida, se despliega de manera estratificada, pero no como capas aisladas, sino como dimensiones interpenetradas y articuladas. Por un lado, existe una dimensión postulada como objetiva, investigada por las ciencias naturales, que se revela compleja y a menudo contraintuitiva en sus niveles fundamentales. Por otro, nuestra experiencia vivida, la "realidad" que habitamos, es una construcción activa, mediada por la biología, la psicología, cultura e historia.
Esta construcción, aunque adaptativa y anclada en lo real, no es un reflejo pasivo, sino una interpretación dinámica y necesariamente parcial. No sería un simple percepto en el que lo 'real' se transmita con total transparencia, sino más bien el resultado generado por una mente consciente. Dicha mente, de manera sinérgica y simultánea, encapsula la información sensorial, la intelectualiza y luego la 'refracta' o 'polariza' a través del filtro de sus creencias, emociones y afectos.
Como de otra manera explicaría una realidad que abarca entidades con existencia objetiva, independiente de la mente humana, como una roca, y realidades construidas como el matrimonio.
Precisando que, si bien el matrimonio es una construcción social e institucional cuya existencia depende de acuerdos y prácticas colectivas, esta construcción a menudo se desarrolla en relación con o se ve influenciada por aspectos de la realidad objetiva o tendencias biológicas y psicológicas humanas, como la propensión al emparejamiento.
En esta simplificación la noción común
de lo real se acerca a las formas de realismo filosófico, que afirman la
existencia de un mundo objetivo. Sin embargo, el acceso a ese 'dominio real'
nunca es directo, entonces la realidad como experiencia del mundo tal como es
aprehendida y construida por el sujeto se suma a esta complejidad, reflejándose
así en el idealismo, fenomenología y teorías constructivistas.
Es crucial entender que esta construcción no implica necesariamente un subjetivismo radical donde la realidad carezca de fundamento en lo real; más bien, subraya la mediación ineludible de nuestros propios procesos mentales y biológicos. La definición de realidad como "existencia real y efectiva" o "lo que ocurre verdaderamente" que ofrece el diccionario captura un aspecto, pero la experiencia humana añade capas de interpretación.
En conclusión, lo real existiría simultáneamente con esa realidad subjetivista: fabricación mental que se superpone, actuando como un mecanismo a través del cual se enlaza con lo real, lo interpreta e intenta comprender.
El tallar la roca 'cabría' dentro de varias realidades: una realidad material intrínseca (la roca mineral), y realidades funcionales adquiridas (mortero, herramienta, arma, etc.). La intervención humana no elimina su naturaleza original, sino que le añade una capa de significado y utilidad que influye en cómo la percibimos e interactuamos con ella. Así lo real (los objetos) pueden tener múltiples significados y realidades dependiendo de la perspectiva y el contexto.
En esa interpretación la naturaleza de la realidad subjetiva sería maleable: Actual, ligada al momento presente. Fugitiva, cambiante. Conceptual, mediada por ideas, y Particular.
Empleando una analogía lumínica simplista, lo 'real', como la luz, al interactuar en la realidad puede mentalmente ser transmitida, reflejada, refractada o absorbida. Esta analogía pretende visualizar cómo lo 'real' puede ser una representación 'fiel' (transmisión), una distorsión (refracción), una imagen parcial (reflejo) o incluso una desconexión (absorción).
Los modos y calidades con que la humanidad ha acometido esta interacción, han sido fundamentales en su afectación tanto sobre lo que existe objetivamente (lo que es), como sobre lo que subjetivamente ha construido (lo que se cree que es).
Plocos: "¿Dónde se ubicaría la búsqueda de verdad? ¿Es la verdad una realidad?"