13.7.25

Fórmula vital: (dormir/soñar) / (despertar/existir)

 

“Ploco: Sí, dormir/despertar es una de las dualidades primordiales de nuestra experiencia de vida, entonces, (dormir/soñar)/(despertar/existir) sería el proceso rítmico fundamental de la conciencia. Uno de los ciclos cruciales en el cuento existencial. La pulsación entre nuestro mundo interior y el mundo exterior. El Diástole y Sístole del Alma. Al dormir soñamos y representamos fantásticamente, nuestros deseos, temores y cuestiones; para luego despertar y correr a realizarlos o resolverlos.  Nuestra diaria existencia pendula entre dormir y despertar, y en cada viraje, intentamos ese realizar o resolver. Pero casi siempre, aun despiertos, pareciera que percibimos una inmutable realidad. Pero sin importar si se transforma o no, en cada intrincación de ensueños y despertar, la verdad se va lentamente revelando. ¿Se sueña sinsentido, para despertar sin destino?”

La relación (dormir/soñar) / (despertar/existir) es un proceso rítmico fundamental de la conciencia. Como dice el Ploco, "Diástole y Sístole del Alma".  Una pulsación vital entre nuestro mundo interior (los sueños, deseos, temores) y el mundo exterior (la acción, la resolución). En muchas ocasiones, soñamos para procesar y representar, y luego despertamos para actuar sobre lo que hemos procesado o para resolver las cuestiones que surgen de ello.

Pero, siempre nos encontramos en medio del mismo berenjenal: a pesar de esta oscilación constante y la búsqueda de realización o resolución, "casi siempre, aun despiertos, pareciera que percibimos una inmutable realidad". Esto nos lleva de nuevo a la tensión entre lo estático y lo dinámico. ¿Cómo es que, a través de un ciclo tan dinámico como el sueño y la vigilia, seguimos percibiendo una realidad inmutable?

Empero, a pesar de la aparente inmutabilidad de la realidad, la "verdad se va lentamente revelando" en cada intrincación de ensueños y despertar. Esto sugiere un proceso continuo de descubrimiento y adaptación, donde el propósito quizás no esté preestablecido, sino que se construye a través de este ritmo existencial.

Entonces: "¿Se sueña sinsentido, para despertar sin destino?"  

¿Será que todo este ciclo rítmico, esta incesante pulsación entre mundos, carezca de un propósito o dirección inherente?

¿Son los sueños meras descargas aleatorias del cerebro sin significado profundo ("sinsentido"), o tienen un propósito intrínseco en la construcción de nuestra realidad y nuestra psique? En los sueños "representamos fantásticamente, nuestros deseos, temores y cuestiones". Si esto es así, el sueño no es sinsentido, sino una forma de procesamiento vital.

¿Existe un "destino" preestablecido para la vida o la conciencia humana, o nuestra existencia es un fluir constante sin un punto final definido? Si despertamos "sin destino", implicaría que la búsqueda de realización y resolución, aunque constante, podría no conducir a un fin preordenado, sino a una continua adaptación y creación de significado.

¿Existe una relación entre el contenido de nuestros sueños y la dirección de nuestra vida? Si el soñar es caótico, ¿se traduce esa falta de orden en una vida sin rumbo? O, por el contrario, ¿la aparente falta de sentido en el sueño permite una mayor libertad para forjar nuestro propio destino al despertar?

Finalmente nos preguntamos:

¿Existe un gran diseño o propósito universal?

o,

¿El valor de la existencia reside más en el propio proceso rítmico de experimentar, soñar y actuar, que en alcanzar un destino predefinido?

Tal vez la respuesta está en la canción “Dormir Soñando” del grupo musical mexicano El Gran Silencio, cuyo coro dice: “…Duerme soñando, con tus ojos tan plenos despiertos, con tu corazón lleno y radiante, alucinante, tan lleno de amor. La vida, la vida, la vida que es la vida en tratar de entenderla se nos va la propia vida…”

Duerme soñando!

6.7.25

Locura y cordura


"Oh elegido, en  constante danza de locura y cordura tu mente pendula."

En el siglo XVIII, Siglo de las Luces, período histórico que se caracterizó por el movimiento intelectual y filosófico de la Ilustración, primordialmente en Europa, un grupo de 'ilustrados' filósofos y eruditos, abogaron por la supremacía de la razón, la ciencia y el progreso individual y social. Germinaron los conceptos universales de la libertad, la igualdad, la fraternidad y el uso del método científico para comprender el mundo. Surgieron pensadores muy importantes, que buscaron difundir el conocimiento y desafiaron las estructuras de poder existentes, como la monarquía absoluta y la Iglesia. Impulsaron la consolidación, acceso y difusión del conocimiento entre la población. Este movimiento intelectual tuvo un impacto profundo en el mundo científico, la política, la sociedad y la cultura, sentando las bases para la Revolución Francesa y otros cambios significativos en la historia moderna.

Ilustrar, en el DRAE, es un verbo del que resaltan dos de sus seis acepciones:

1.tr. Dar luz al entendimiento. U. t. c. prnl.
6.tr. Rel. Dicho de Dios: Alumbrar interiormente a las criaturas con luz sobrenatural.

Estas, describen el encender una luz en la oscuridad de la ignorancia. Aquello que brinda claridad y perspicacia al entendimiento. 

Y es que experimentar la completa comprensión de algo que antes era oscuro, resulta ser una revelación liberadora.

Entonces, una persona que es capaz de encender luz transcendente en otros no es simplemente un sujeto ilustre, es un 'elegido'. Desde nuestros albores hemos conocido muchos 'ilustrados', pero muy pocos 'elegidos': individuos que han aparecido y vivido en un fascinante crisol de ensueños, donde la locura y la cordura se entrelazan, creando pensamientos profundos y sabiduría divina, expresada en ideas y artes capaces de transformar el mundo.

Los visualizo viviendo en un estado perpetuo de vigilia creativa, incluso mientras duermen. Sus mentes, brillantemente inquietas, saturadas de amor, imaginación y optimismo, crean pensamientos e ideas, y las comparten con la humanidad, anhelando que logren permear la mente de aquellos que, aunque vivimos con los ojos abiertos, permanecemos ciegos en un sueño profundo.

El día de la Marmota (GroundhogDay)


El día de la marmota (GroundhogDay), muy divertida y amena película, que además, trajo consigo una enseñanza emocional y filosófica, sintetizada en la transformación de su protagonista, Phil Connors (actuado por Bill Murray), que, desde un nihilismo egocéntrico, se deslizó hacia una vida plena de sentido a través del amor, el servicio y la apreciación del presente. 

Su trama gira en torno al presentador de televisión (Phil Connors), que aparentemente ha llevado una vida infeliz y vacía. Un día llega a un pueblo a cubrir un reportaje sobre el anualmente famoso Día de la Marmota. Ese día, al terminar su reportaje, cuando se preparaba con su equipo para regresar a su casa, anuncian una fuerte tormenta que lo obliga a dormir esa noche en el pueblo, y es cuando se ve inmerso en un bucle temporal: despertándose siempre en el mismo ayer. 

La película finaliza con su protagonista, que al aprehender un nuevo estilo de vida, finalmente se libera de esa trampa temporal, liberándose del bucle temporal y despertando al día siguiente, transformado en una persona enamorada y con una nueva y positiva actitud. Es decir, en modo feliz para ver y vivir su vida.

Las etapas del duelo (o del Bucle y posterior transformación) se desarrollan en fases graduales, por las que pasa el protagonista:

Confusión y Negación: Los primeros días, cuando no entiende qué pasa.

Euforia y Hedonismo: Cuando se da cuenta de que no hay consecuencias y puede hacer lo que quiera.

Ira y Desesperación: La etapa de la frustración, el nihilismo  y los intentos de suicidio, al ver que no puede escapar.

Aceptación y Experimentación: El punto de inflexión. Acepta su realidad y decide usar el tiempo para aprender (piano, escultura, idiomas).

Trascendencia y Servicio: La fase final, donde ya no busca su propio beneficio, sino que usa su conocimiento casi omnisciente del día para ayudar a todos los habitantes del pueblo de forma desinteresada. Es este altruismo genuino el que finalmente rompe el hechizo.

Entonces llega a la realización que:

La felicidad está en el "ser" y no en el "tener" o "llegar a".

El cambio de percepción es la herramienta para transformar su realidad. 

Aceptar la finitud es como un impulso para vivir intensamente.  

Que el amor y el servicio son el camino final hacia la liberación y la plenitud.

En lugar de perseguir la felicidad como un objetivo futuro, cayó en cuenta que debe apreciar, disfrutar y ser feliz en cada momento, incluso en medio de las dificultades. Su felicidad se encuentra en el vivir, no como un objetivo. De esa manera convirtió sus días 'malos' en días de bellos momentos, simplemente cambiando su percepción de ellos y la forma de enfrentarlos. La vida es una oportunidad para servir, amar, cuidar y valorar la vida misma, incluso en los momentos más difíciles.

La muerte que al principio le asusta y le afecta intensamente, acaba luego aceptándola, y esto le recuerda que el tiempo es <poco> pero lo convertimos en <mucho>, viviéndolo intensamente y con amor. 

Concluye en este breve tiempo que la felicidad no es simplemente una búsqueda, es algo que sentimos (¿una decisión?). Aprende a ver la misma realidad de una manera diferente, convirtiendo días aparentemente repetitivos y aburridos, en oportunidades para crecer, amar y ser feliz.

La película es un campo de conexiones filosóficas y aun cuando este análisis es más intuitivo que epistemológico, me atrevería a nombrar:

Existencialismo: Phil se enfrenta a un universo absurdo y sin sentido (el día que se repite) y se ve forzado a crear su propio significado a través de sus elecciones y acciones.

Estoicismo: Aprende a diferenciar lo que no puede cambiar (el bucle o la muerte) de lo que sí puede (su actitud, sus acciones, su carácter). Encuentra la paz no cambiando el mundo, sino cambiándose a sí mismo.

Amor Fati (Amor al destino) de Nietzsche: Después de odiar su destino, Phil llega a amarlo. Aprende a vivir ese único día de una manera tan perfecta y plena que estaría feliz de repetirlo para siempre. Esa es la verdadera liberación.

Un último aspecto para destacar es la evolución del Amor en la trama. Sentimiento clave

Al principio, Phil intenta "conquistar" a Rita de forma egoísta y manipuladora, usando su conocimiento para crear una cita "perfecta". Fracasa siempre. Solo cuando deja de intentarlo y se convierte genuinamente en una persona digna de ser amada (alguien amable, culto, compasivo), Rita se enamora de él de forma natural. El amor no es un trofeo que se gana, sino una consecuencia de quién eres.


Buen día de la marmota!!

4.7.25

'yo' extendido

Ploco: "¿Cómo afecta la "cognición extendida" a la manera en que estructuro mi experiencia del mundo? ¿Será que esta capacidad de influir directamente en la "realidad objetiva" (lo que es), altera mi comprensión de la separación entre el "sujeto cognoscente" ('yo'), y el "objeto incognoscible" ('aquello que no se puede conocer')? ¿Dónde termino y dónde empieza el "mundo"? ¿Es la medición un intento fútil de no 'sentirme' sumergido?" 

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Aparecemos en el mundo sin libreto y nos zambullimos en su trama sin más guion que el pulso de la vida, y aunque estamos hechos del mismo tejido que el cosmos, del que hacemos parte, nos concebimos Conscientia Aliena (¿una conciencia ajena?), un quiebre entre el ser y el sentirse que se devela en la percepción.

Como recental evolutivo intento absorber el mundo, intrigantemente, percibirlo, discernirlo y conocerlo enfrenta complejas limitaciones.   Intento asirlo en su esencia, pero venimos con “cribas” [1]  o “prismas” que lo distorsionan o reinterpretan, entonces me veo obligado a 'verlo' a través de mi propia 'realidad', mi Umwelt [2].

Aspiramos o intentamos salvar esas limitaciones con curiosidad crítica, imaginación y búsqueda de sentido, que juntamente con la decantación y refinamiento del saber, nos permiten estilar herramientas y tecnologías que a menudo y activamente se integran en los procesos cognitivos, extendiendo la memoria, capacidad de cálculo y razonamiento.

Diseñamos nuevos 'sentidos' y herramientas tecnológicas que básicamente expanden el límite de lo perceptible, permitiéndonos 'sentir' y medir aspectos de la realidad, inherentemente inaccesibles, desafiando al concepto kantiano de la imposibilidad de aprehensión de la "cosa en sí".  Entonces el "fenómeno" [3] se amplía, incorporando aspectos antes considerados incognoscibles, sugiriendo que la frontera entre lo percibido y la "cosa en sí", es dinámica, y se transforma dependiendo de nuestro avance sapiente y tecnológico. 

Pero la elección de qué medir, cómo medirlo y cómo interpretar esos datos sigue estando mediada por nuestras teorías, marcos conceptuales y, en última instancia, por la estructura de nuestro entendimiento, aunque esté ampliado tecnológicamente, y nos vemos embocados a revisar continuamente las "formas a priori": categorías del entendimiento (sustancia, causalidad, etc.). Condiciones necesarias y universales para cualquier experiencia humana posible.

Hoy, la tecnología no anula la distinción kantiana, la complejiza, mostrando que lo cognoscible (lo que se puede conocer) es relativo a nuestras capacidades, naturales o artificiales de percepción y comprensión. Persiste la idea de lo objetivo (lo real, la "cosa en sí"), como un horizonte muy lejano que escapa a nuestra cognición, ya sea por limitaciones biológicas o por la naturaleza misma de la realidad, aun así, en una estulta osadía, algunos afirman que ya no se 'siente' tan inalcanzable.

La tecnología actúa como una lente poderosa que puede tanto revelar nuevas facetas de la realidad como también plantear preguntas fundamentales sobre los límites y la naturaleza de nuestro conocimiento. En ese intento, no nos gustaría objetivar la realidad, pero con los nuevos modos de medir y registrar fenómenos que ocurren a escalas o en rangos que nuestros sentidos no pueden captar directamente, promovemos una forma de 'objetivar' lo que antes era puramente teórico o inferido.

Nos extiende nuestra cognición.

La teoría de la "cognición extendida" propuesta originalmente por los filósofos Andy Clark y David Chalmers, que sostiene que los procesos cognitivos no se limitan al cerebro o al cuerpo, sino que pueden extenderse hacia el entorno, reestructurando la experiencia del mundo de maneras fundamentales. Dejas de ser un mero espectador que procesa internamente un mundo externo. Tus herramientas y tecnologías no son solo objetos en el mundo; son parte del proceso a través del cual piensas sobre y actúas en el mundo. La experiencia no es "yo aquí, y el mundo allá", sino "Yo (con herramientas/tecnologías) interactuando con el resto del entorno".

Al extender nuestra cognición, la estructura de la experiencia ya no está limitada por la memoria biológica o la capacidad de cálculo mental. El mundo se convierte en una base de datos externa y en un procesador auxiliar, alterando la percepción del tiempo, del espacio y de la propia capacidad cognitiva. Entonces la tecnología es la memoria que te avisa (smartphone); el conocimiento que te indica la mejor ruta a seguir tiempo real (GPS); el saber que te da la respuesta a casi cualquier pregunta en segundos (Google); la IA que procesa lo inabarcable y demasiado complejo para nuestra mente (Gemini AI).

Seguimos alterando de forma radical nuestra experiencia y el flujo de pensamiento ya no es puramente interno. Se compone de bucles que se extienden hacia fuera: tienes una duda, buscas y lees en tu móvil, integras la información y continúas el pensamiento. Ese bucle externo es ahora parte de tu proceso cognitivo, tan integral como una reflexión puramente interna.

La filosofía clásica, especialmente desde Kant, nos ha hablado de la distinción entre el fenómeno (el mundo tal como lo percibimos y estructuramos a través de nuestras categorías mentales) y el noúmeno (la "cosa en sí", la realidad objetiva independiente de nuestra mente, que es fundamentalmente incognoscible). Hoy, tu "yo, consciente" ya no es simplemente el sujeto biológico de Kant. El "sujeto cognoscente" es un híbrido donde lo biológico se 'articula' con lo cibernético y otras tecnologías: Cerebro + cuerpo + smartphone + nube + redes de información+ herramienta/tecnología.

Este "sujeto extendido" tiene un poder sin precedentes para manipular e interpretar el fenómeno. Usamos sensores para "ver" en espectros invisibles (infrarrojo, ultravioleta), usamos IA para encontrar patrones que nuestro cerebro no puede detectar, y usamos la ingeniería para reconfigurar la materia a nivel atómico. Cada vez que una nueva tecnología nos permite medir o interactuar con una parte de la realidad que antes era inaccesible, el velo de lo "incognoscible" retrocede un poco más. La "realidad objetiva" se vuelve menos un "objeto" pasivo y más un sistema con el que nuestro "sujeto extendido" dialoga y al que modifica.

La separación se vuelve menos una muralla y más una membrana permeable. Cuando usas un microscopio de efecto túnel para "ver" [4] átomos, ¿el átomo es el objeto y tú el sujeto? ¿O el sistema (ojo + cerebro + microscopio) se ha acoplado tan íntimamente con el átomo que la distinción pierde sentido en ese contexto? El microscopio se convierte en una extensión de tu percepción, llevando tu subjetividad hasta la escala atómica.

La separación no desaparece, pero se vuelve dinámica, contextual y negociable. Entonces la frontera tradicional de la piel y el cráneo es arbitraria. Una respuesta funcional sería: Terminanos donde termina el acceso fácil, fiable y transparente a la información que usas para pensar. Si tu móvil está en tu bolsillo y lo usas de forma automática y confiable para recordar una cita, en ese momento, funcionalmente, es parte de tu sistema cognitivo. Es "parte" de ti. Si el móvil se queda sin batería o no tienes señal, esa "parte" de ti se ha "dañado" o "desconectado". De repente, la herramienta deja de ser una extensión transparente y se convierte en un "objeto" inerte del mundo, y sientes la pérdida de esa capacidad cognitiva.

Por tanto, tú no eres una entidad con fronteras fijas. Eres un sistema dinámico y reconfigurable. Tu 'yo' se expande y contrae dependiendo de las herramientas con las que te acoplas. El "mundo" empieza justo en el límite de ese acoplamiento funcional.

¿Pero es medir un afán insignificante, que nace del 'sentirnos' sumergidos?  No. Es más que un intento fútil, es un intento de gestionar esa inmersión. Imaginate inmerso en una totalidad indiferenciada en la que estás completamente sumergido. No hay arriba ni abajo, ni puntos de referencia. Es la experiencia, pero también aturdimiento. Al medir, 'creas' un mapa, una cuadrícula sobre ese espacio: Lo delimitas, definiendo límites y entonces lo percibes manejable. Lo distancias, posicionándote como el medidor, creando una separación psicológica entre tú y lo medido, facilitando una sensación de control y objetividad, aunque esa objetividad esté construida sobre un sistema humano (las unidades de medida). Y lo 'traduces', llevando su complejidad infinita a un lenguaje simplificado y universal: las matemáticas, que nos permite construir modelos, predecir comportamientos y, en última instancia, sentir que entendemos el mundo en lugar de simplemente "estar en" él.

En conclusión, medir es quizás la herramienta psicológica y cognitiva más poderosa que 'hemos inventado' para no ahogarnos en la inmensidad del ser. Es el intento de construir un dique de "lo conocido" para contener la avalancha de "lo desconocido", una defensa contra ese sentimiento de inmersión total que, si bien puede ser inspirador, también es aterrador.

En este sentido, la cognición extendida nos obliga a abandonar la idea de un 'yo' como una entidad aislada y estática, integrándonos a un sistema híbrido y dinámico, en el que, juntamente con la tecnología y el mundo, medimos y co-creamos constantemente nuestra experiencia de vida y la realidad.



[1] "Cribas" o "prismas", que en esencia son como las estructuras kantianas que moldean la realidad antes de que seamos conscientes de ella. A esto, la psicología moderna añade los sesgos cognitivos: atajos mentales y patrones de pensamiento que distorsionan sistemáticamente nuestro juicio y, por ende, nuestra percepción de la "realidad". El dilema humano: somos un fragmento del cosmos que anhela comprender el todo, pero estamos equipados con herramientas de percepción que, por su propia naturaleza, nos obligan a 'verlo' a través de la cerradura de nuestra propia y limitada "realidad".

[2] El biólogo Jakob von Uexküll acuñó el término Umwelt para describir el "mundo perceptual" único de cada organismo. Una abeja, por ejemplo, percibe la luz ultravioleta en las flores, que para nosotros es invisible. Un murciélago "ve" el mundo a través de la ecolocalización. Su realidad es radicalmente distinta a la nuestra, aunque habitemos el mismo espacio físico. Nuestro Umwelt humano está definido por nuestros sentidos. No podemos percibir el mundo como otros seres. El intento de "asirlo en su esencia" choca de frente con los límites biológicos de nuestra propia percepción.

[3] Drae: 5. m. Fil. En la filosofía de Immanuel Kant, lo que es objeto de la experiencia sensible.

[4] "Ver" entre comillas porque con un microscopio de efecto túnel no estamos "viendo" los átomos en el sentido tradicional de la vista, que implica detectar la luz que rebota en un objeto. En lugar de luz, el STM utiliza un fenómeno cuántico llamado efecto túnel. Un microscopio de efecto túnel tiene una punta metálica extremadamente fina que se acerca mucho a la superficie del material que se quiere estudiar, ¡a una distancia de apenas unos pocos átomos! Luego, se aplica un pequeño voltaje entre la punta y la superficie. Debido al efecto túnel, los electrones pueden "saltar" a través del vacío entre la punta y la superficie, generando una corriente eléctrica medible. Esta corriente es extremadamente sensible a la distancia: un cambio mínimo en la altura de la superficie (como la presencia de un átomo) provoca un cambio significativo en la corriente. Al mover la punta sobre la superficie y registrar las variaciones en la corriente eléctrica, una computadora crea un mapa tridimensional de la posición de los átomos. En resumen, no "vemos" los átomos directamente con fotones de luz. Más bien, los "sentimos" o "mapeamos" detectando su topografía electrónica. Por eso, el término "ver" se pone entre comillas, para indicar que es una forma indirecta de observación. Es más una reconstrucción que una visión directa.

2.7.25

Pan nuestro de cada día

Ploco: "En este mundo pocos son los que amasan masa, muchos los que la amasan, y mientras horneamos, los ojos con que nos vemos deben ser compasivos y comprensivos, entonces y solo entonces, en la comunión todos comeremos del pan horneado, y en ese instante aprenderemos que lo justo es equitativo y viceversa, de esa manera iluminando el camino para que todos podamos amasar."


"Hermano, en mi andar, siempre intentaré recordar  tu comunión, tu humildad, tu bendecirnos, perdonarnos y amarnos."


El afán y la navegación intelectual en el siglo XXI

Ploco: "Me abrumo con la incesante marea de información que me arroja la tecnología, y me afano y siento ansiedad. Entonces dudo, la contrasto, reviso otras perspectivas y pienso críticamente, y la claridad que nace en el camino a la certeza, la convierte en conocimiento. Pero de nuevo dudo si ese conocimiento es la Verdadnuevamente me afano y siento ansiedad. Entonces dudo, y busco, y pienso, entonces ese conocimiento se convierte en sabiduría. De nuevo dudo y llego a la realización que simplemente me acerqué a: una verdad."

"El conocimiento es de todos, el saber es mío, entonces lo comparto."

28.6.25

Del amor y política en los tiempos colombianos

 

“Ploco: La libertad sin orden es desesperanza.  El orden sin libertad es tiranía.  El orden con libertad es disrupción.  La libertad y orden es esperanza.”

Soy un defensor integral del lema: libertad y orden. Libertad,  protegida por un Orden, que a su vez respeta. Individuos que ejercen sus derechos de manera responsable, entendiendo que forman parte de una comunidad. Leyes e instituciones que no anulan al individuo, sino que le dan el marco seguro para desarrollarse.  Nunca lo vi como que un concepto acompañe al otro, sino de que ambos se integren en una síntesis superadora. La verdadera “esperanza” para una sociedad no estaría en elegir entre libertad y orden, sino en lograr un equilibrio armónico y dinámico entre ambos. 

Sin embargo, en este caso, el ordenamiento proposicional importa: prima el derecho del individuo, no la construcción o el fenómeno social. Es decir, el individuo libre, debe aprehender serlo, consciente y guiado por su responsabilidad. Comprender que no necesita suspender la libertad para salvar el sistema, sino lo contrario. La preferencia en el Orden conduce a un paternalismo vigilante, mientras que la preferencia en la Libertad conduce a una ciudadanía emancipada.

Es más una libertad responsable que una responsabilidad libre.

Empero, la suigéneris colombiana me llevó a pensar, que, a esa mezcla faltaría embadurnarla de Amor, pero, pragmático y constructivo. El amor es esencial ya que favorecería alcanzar, completamente, esa esperanza, y para todos los colombianos. Es el sentimiento ideal, que arroparía nuestras mentes y espíritus, enseñándonos el camino a una pacífica y prospera convivencia. 

En apariencia, esta esperanza, "el cambio", y en especial, "el amor", llegó a Colombia en el 2022, envuelto en una “política del amor”, con un "virus" que nos contagiaría a todos. Nos fue presentada con un discurso grandilocuente, auto ditirámbico (donde convergieron lo dramático y la auto alabanza exaltada), y desafiantemente pomposo: mientras se blandía la espada de nuestro héroe libertador se dilataban en extremo las eses.

En Colombia, desde que tengo memoria activa, vivimos inmersos en violencia, y hasta cierta época, con una corrupción en su mínima expresión, y una permanente incertidumbre, acompañada de ilusión de cambio. 

En algún momento,  el narcotráfico, que se fue afincando en la sociedad colombiana,  conjuntamente con la presión poblacional, una desbordada desigualdad, la apertura económica global y nuevas realidades políticas y constitucionales, nos aceleró de un país parroquial, con guerrilla bananera, a un estado social de derecho, pero acompañado de milicias, ambidextras y narco afectadas, fuertemente armadas, y netamente delictivas, que afectaron, negativa y significativamente nuestra política y el desarrollo del país. Un estado donde la transformación efectiva se vio confundida con "un cambio", que a su vez, ha sido tan parsimonioso que pasó a simplemente ser "un espejismo". Una sociedad donde la intensidad de su incertidumbre subió a su mayor nivel, y la corrupción pasó de una matemática simple a una progresión geométrica creciente. En esa historia, la violencia irracional, aunque con altibajos en su intensidad y recrudecimiento, sigue cobrando muchas víctimas, y ahí siempre está, latente y acechante.

No es mi intención escribir una composición historiográfica profunda de nuestra república, por tanto, me concentraré en el amasijo entre amor y política. Pero si es bueno rememorar que, la desidia de la mayoría de mandatarios y congresistas colombianos de este siglo, oportunistas y muy avivatos, pero mediocres, de corrupto pensar y proceder, y muy poco amor por Colombia, llevaron, en el 2022, a que una enorme masa de conciudadanos descontentos, con masoquista fascinación, acogiesen promesas “esperanzadoras”, demagogas, que, a través de elocuentes discursos cargados de referencias repetitivas al amor, cambio y progreso, inundaron sus mentes con la ilusión de nobles ideas de paz, justicia, seguridad social y desarrollo económico.

Lo anterior, junto con una evidente división del voto colombiano y mucha “plata mal-narco-habida”, resquebrajó la cordura electoral y abrió una grieta por la que reptaron lagartos y otras alimañas, que llevaron sobre sus hombros, alimentando un fanatismo de culto, al individuo que hoy, simplemente se sienta, pocho, a elucubrar y maquinar, sentado en su “trono”, en la casa fría y húmeda de Nariño, en cómo perpetuarse.

Hoy, siento que fue una clásica estrategia delusiva, y en el mientras tanto, intentan justificar su desidia, mediocridad, inefectividad, corrupto pensar y proceder, y muy poco amor por Colombia, amparándose en que los anteriores gobiernos así también lo fueron. Hasta en sus justificaciones proyectan pobreza extrema de criterio y cruel vileza.

Y debo confesar, que hubiese querido seguir extrañando y no escuchando nuevamente, la quejumbre que muchos colombianos manifestábamos tres décadas atrás sobre nuestro futuro incierto y la muy complicada la situación del país. Pero hoy de nuevo, me la encuentro en cada rincón de nuestro bello país, y nos mantiene hablando y "sufriendo" una hecatombe colombiana por venir.

Pero Colombia no debe ni olvidar ni desechar esos objetivos nobles, deseables para toda sociedad, ¿Quién no sueña con gobernantes que toman decisiones basadas en el amor por su pueblo? Decisiones encaminadas a lograr una vida digna, prospera, pacifica, segura y justa para todos. Hoy Colombia se debate entre escoger otro caudillo, o en la tarea lenta y angustiosa, casi imposible, de escoger un gobernante éticamente correcto, firme pero bondadoso y virtuoso en su gobernabilidad.

Uno que dirija al estado a nobles y virtuosas cumbres, y con su correcta y decente, gestión y ejemplo, nos “eduque” y muestre el camino para comprender y adherirnos a una democracia fuerte, de bendecido futuro. Así, convirtiéndonos en valientes defensores de la ética, la decencia, la democracia, la libertad y orden. Cimientos cruciales para la transformación positiva del pensamiento y la realidad en una sociedad, y base para alcanzar un estado social de derecho genuino y efectivo.

Si alcanzamos este objetivo, nuestras próximas generaciones, capacitados y convertidos en valientes guardianes de Colombia, trabajarán unidos y con firmeza para asegurarse de que su gobierno opere con honestidad, transparencia, sabiduría, justicia, amabilidad y condescendencia virtuosa. Don Ramón Campos, un español que hace más de 200 años, decía: "Las virtudes de la condescendencia son escasas en las sociedades débiles".

En un entorno de certeza, justicia y paz, fomentado por estos nobles objetivos, los ciudadanos, sucesivamente sabrán elegir, gobernantes virtuosos y dignos, no a simples figuras, dogmáticas y sectarias. Líderes extremistas, signados por el dogmátismo, que ocultos detrás de una fachada política santurrona, y carentes de modestia, tienden a imponerse fanatizando a sus seguidores mientras atacan abiertamente a sus opositores.

Un líder virtuoso y auténtico gobierna con integridad y firmeza, garantizando los derechos tanto de seguidores como de detractores, y vigilando que cumplan sus deberes, todo, sin violar la constitución.

Para esto, es importante observar los sentimientos y emociones de los candidatos, debido a que desempeñan un papel crucial en su proceso de toma de decisiones. Aspecto fundamental a tener en cuenta al elegir a nuestros líderes y gobernantes. Nuestra decisión no debe basarse únicamente en su brillantez intelectual, su elocuencia o su discurso persuasivo. Debemos asegurarnos de que el sentimiento predominante en su corazón no sea el rencor, un sentimiento que proviene de conciencias inferiores.

El odio destruye, divide y crea discontinuidad. Conduce a la fragmentación brutal de la sociedad, fomentando que las personas se escondan detrás de doctrinas estrechas y se llenen de rencor, lo que finalmente lleva a la degradación violenta de la sociedad. 

El odio se centra en el adversario, anclándose únicamente en la fuente del enojo, desechando o ignorando todo lo demás con desprecio. En un ambiente de odio, los nobles objetivos se desvanecen o desaparecen bajo el peso de la desconfianza, la injusticia, el irrespeto y la violencia interminable que le sigue.

Esto favorece el abuso y la imposición de posiciones "moralistas", a veces contrarias a la verdadera moral, que se ocultan detrás de una falsa rigidez y restringen la libertad, la justicia, la verdad y los buenos valores.

El amor, en cambio,  construye y se relaciona con una vida de bendiciones. Significa unión, justicia, amistad, comprensión, esperanza, libertad, paz y positivismo. Sin embargo, es crucial hacer una aclaración fundamental en este punto: el amor no es excusa para no ejercer la justa y legítima defensa del estado.

Libres, pero sin justa firmeza y verdadero amor por la nación, no existe buena política.

26.6.25

El estar amorado

El placer en tu necesidad,
El agostamiento en tu sudor,
El dulce en tu rudeza,
El picor en tu caricia,
El oxígeno en tu aliento,
El sabor en tu olor,
El amor en tu egoísmo,
El libertinaje en tu posesión,
El estar amorado.

"Ego sum, sed, laudatus sis, mi Domine"


Ploco: "En la Carta Encíclica Laudato si', sobre el cuidado de la casa común, el Santo Padre Francisco mencionó "realidad" sesenta y tres veces, y de manera explícita la asimiló dentro de la Creación: La realidad es de Dios. Confirmó que todo es "interdependiente" y está "interpenetrado", invitándonos a una mayor conciencia de nuestra responsabilidad hacia el cuidado de todo lo que constituye nuestro entorno. Algunos de sus apartes:

 

"Los relatos de la creación en el libro del Génesis contienen, en su lenguaje simbólico y narrativo, profundas enseñanzas sobre la existencia humana y su realidad histórica. Estas narraciones sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino también dentro de nosotros. Esta ruptura es el pecado. La armonía entre el Creador, la humanidad y todo lo creado fue destruida por haber pretendido ocupar el lugar de Dios, negándonos a reconocernos como criaturas limitadas. Este hecho desnaturalizó también el mandato de «dominar» la tierra (cf. Gn 1,28) y de «labrarla y cuidarla» (cf. Gn 2,15)."

 

"No podemos sostener una espiritualidad que olvide al Dios todopoderoso y creador. De ese modo, terminaríamos adorando otros poderes del mundo, o nos colocaríamos en el lugar del Señor, hasta pretender pisotear la realidad creada por él sin conocer límites. La mejor manera de poner en su lugar al ser humano, y de acabar con su pretensión de ser un dominador absoluto de la tierra, es volver a proponer la figura de un Padre creador y único dueño del mundo, porque de otro modo el ser humano tenderá siempre a querer imponer a la realidad sus propias leyes e intereses."

 

"Para la tradición judío-cristiana, decir «creación» es más que decir naturaleza, porque tiene que ver con un proyecto del amor de Dios donde cada criatura tiene un valor y un significado. La naturaleza suele entenderse como un sistema que se analiza, comprende y gestiona, pero la creación sólo puede ser entendida como un don que surge de la mano abierta del Padre de todos, como una realidad iluminada por el amor que nos convoca a una comunión universal."

 

"Para la comprensión cristiana de la realidad, el destino de toda la creación pasa por el misterio de Cristo, que está presente desde el origen de todas las cosas: «Todo fue creado por él y para él» (Col 1,16)[80]."

 

El S.P. nos expuso una visión que implica el concebirnos tanto parte y participantes activos de la creación. No meros observadores o sujetos pasivos, tampoco 'dueños'. Invita a la humanidad a convertirse en 'gestor/custodio' que, en su labor de agenciar, organizar e inclusive transformar la realidad, también actúa con la sabiduría y la imparcialidad de un 'árbitro' ético, que responde a una humildad ontológica, reconociendo que el ser humano no es dueño absoluto, sino parte de un todo mayor; asimismo, a una responsabilidad ética, que guía la acción humana por principios como la equidad, la prudencia y el amor, no simplemente por la dominación.  

 

La humanidad debe cuestionarse y considerar:  

 

¿Cómo influyen nuestras experiencias, creencias y valores en la forma en que percibimos o afectamos el mundo?


¿Cómo las diferentes culturas moldean la forma en que sus miembros perciben e interactúan con el mundo?

 

¿cómo podemos asegurar una interacción responsable, bondadosa y ética con el mundo y con los demás seres vivos?

 

Desde una perspectiva que roza lo utópico, ¿debería la estructura de la existencia humana buscar una armonía o alineación con la estructura fundamental de la Realidad?

 

De ser así, ¿cuál de estas dos entidades, la existencia humana consciente o la Realidad en su aparente autonomía, debería determinar los términos y la dirección de esta alineación? ¿Es el ser humano un agente transformador de la realidad, o es la realidad la que inevitablemente condiciona y limita nuestra influencia?

 

Dentro de este embrollo nos aferramos a la certeza de que la estructura que le damos a la realidad se convierte en base fundamental para definir el sentido de nuestra existencia. Premisa, que ha permeado todas las expresiones ideológicas de la humanidad, concebidas en un intento de unificarla, agruparla, pero que no ha logrado eludir el impacto transformador (negativo o positivo), de las ideas cambiantes e inciertas que concibe cada individuo, cada 'yo'; y viceversa."

25.6.25

La Verdad de "una verdad"


Ploco: "Una verdad apacigua esa urgencia por estabilidad y convencimiento que nace de estar inmersos en cambio e incertidumbre, aunque en ocasiones no sea tan verdadera."

Comúnmente nos movemos entre la búsqueda de un ideal absoluto y posiblemente inalcanzable, "la Verdad", a algo mucho más funcional y particular, "una verdad". El Individuo o el Líder "navega" entre múltiples "verdades" que compiten o coexisten: verdades personales, grupales, políticas o religiosas, y construye activamente modelos de la realidad. En ese proceso, cada modelo exitoso es, en efecto, "una verdad funcional" que sirve para orientarse, afirmando una realidad psicológica innegable: la función de una creencia a menudo tiene prioridad sobre su precisión fáctica. En otras palabras, se favorece el pragmatismo sobre Idealismo. Comúnmente lo que buscamos no es siempre la correspondencia exacta con la realidad, sino la utilidad para la vida.  Necesitamos un ancla, y a veces, un ancla "suficientemente buena" es mejor que ninguna, incluso si sabemos que no es perfecta.

El "realismo pragmático" de William James o la "ilusión necesaria" de Nietzsche, nos enseñan que el valor de una creencia no radica en su objetividad, sino en su capacidad para generar cohesión o acción efectiva. Las "verdades funcionales" son herramientas de supervivencia cognitiva y social. En un mundo de complejidad abrumadora, no podemos operar bajo el peso de una verdad absoluta (si es que existe), sino que dependemos de modelos simplificados que nos permiten actuar.

Entonces evaluamos ideas que, sin ser objetivamente ciertas, organizan nuestra experiencia, motivan la acción y cohesionan grupos de manera efectiva. Mitos fundacionales de una nación, ciertas máximas morales simplificadas o incluso creencias personales que nos impulsan a superarnos, pueden entrar en esta categoría. No son "tan verdaderas" si se las somete a un escrutinio riguroso, pero su valor funcional es inmenso.

Pero también se deduce un costo oculto: estar dispuestos a aceptar un grado de imprecisión, proposiciones delusivas o incluso el autoengaño a cambio de paz mental. Es el reconocimiento de que la disonancia cognitiva es tan incómoda que preferimos una explicación coherente pero imperfecta a la ansiedad de no tener ninguna explicación. Las "verdades" que se institucionalizan es clásico ejemplo de autoengaño sistémico (ej. dogmas políticos o corporativos), y pueden perpetuar sesgos o injusticias. La historia está llena de ejemplos (desde crisis financieras hasta conflictos sociales) donde la comodidad de una "verdad útil" impidió corregir errores a tiempo, proceso que se puede ver obstaculizado por el sesgo de confirmación y la presión grupal.

En ese mismo sentido, los mitos fundacionales y las creencias grupales, son a menudo constructos de poder. Como señala Foucault, lo que se considera "verdad" en una sociedad refleja relaciones de dominación. Por ejemplo, una "verdad corporativa" sobre la "meritocracia" puede ocultar desigualdades estructurales. La funcionalidad de una verdad, entonces, no es neutral; puede servir para estabilizar o para oprimir.

Vemos una tensión entre pragmatismo y responsabilidad epistemológica, que nos lleva a preguntarnos, dónde trazamos la línea entre "una verdad útil" y el engaño nocivo. Aquí, conceptos como la "ignorancia virtuosa" (Jonathan Rauch) o la "humildad cognitiva" (admitir que nuestros mapas o "verdades", son provisionales) son clave. Un ejemplo moderno es la ciencia: sus teorías son "verdades" imperfectas, pero su método exige revisión constante, evitando el estancamiento en dogmas.

Nuestra relación con la verdad es compleja y a veces contradictoria, entonces favorecemos, no la "Verdad" ideal, sino "una verdad", que, como herramienta psicológica, utilizamos para sobrevivir a la incertidumbre, una herramienta cuyo valor principal reside en su capacidad para "apaciguar", incluso si eso implica sacrificar grados de veracidad.

En el contexto social, político y empresarial debemos "navegar" realidades, sin embargo, el 'capitán' en muchas ocasiones no tiene un mapa satelital perfecto (La Verdad) y en ocasiones debe confiar en un mapa antiguo y dibujado a mano, en historias de otros marineros o en su propia intuición (una verdad). Sabe que no es "tan verdadero" o preciso, pero le permite tomar una decisión, fijar un rumbo y seguir avanzando en lugar de quedar a la deriva. Empero, un buen capitán siempre estará revisando esas "verdades": mapas, rutas y el actuar de su tripulación, para corregir el camino hacia el puerto de destino.

La certeza absoluta es imposible. La incertidumbre podría llevarnos a dos caminos: ansiedad existencial o libertad creativa (en nuestro propio navegar). En un mundo posmoderno, donde las "grandes narrativas" se han fragmentado, esta segunda opción parece la más viable, pero requiere tolerancia a la ambigüedad y ética.

Entonces se nos invita a un acto de honestidad radical: reconocer que gran parte de lo que llamamos "verdad" es en realidad un protocolo de supervivencia. La pregunta ética y práctica es: ¿Cómo usar estas "verdades" sin quedar atrapados en ellas? La respuesta quizá esté en tratarlas como barcos, no como puertos: medios para avanzar, nunca como destinos finales.

23.6.25

Atados a una creencia

 

"Velad por no estar atados a una creencia concreta que niegue las demás, pues os veréis privados de un bien inmenso (…) Dios es demasiado grande para estar encerrado en un credo con exclusión de los otros". (Wahdat al-Wujūd): Ibn ʻArabī - Místico, pensador y poeta musulmán, Murcia islámica, 1165.

 







Ploco: "Las palabras de Ibn ʻArabī convidan a no limitar la comprensión de lo divino a un solo credo, principio extensible a toda búsqueda de conocimiento. Análogamente, nos invitan a no desechar ni excluir otras verdades o saberes valiosos, sino a considerar cómo pueden enriquecer una comprensión más integral, reconociendo que la vastedad de la realidad difícilmente se agota en una sola perspectiva.

 

Su mensaje resuena con fuerza en nuestra era, donde la diversidad de creencias, la descreencia y la ciencia coexisten en un mundo cada vez más interconectado y donde se necesita un diálogo abierto y respetuoso entre diferentes perspectivas.

 

La sociedad humana encontró, tanto en las antiguas religiones animistas como en los complejos sistemas teológicos actuales, la mayor fuente de inspiración y guía para construir su relación con lo divino y su comprensión del mundo. Pero la ciencia no ha estado ausente, paralelamente ha brindado avances innegables en nuestra comprensión del mundo, mejorando nuestra calidad de vida y ampliando nuestros horizontes intelectuales.

 

Creer y pensar han ido de la mano, afectándose mutuamente, creer empuja a pensar y pensar lleva a creer. La fe y la ciencia han ayudado a la humanidad a acercarse a la verdad, independientemente de si coinciden o no en sus perspectivas. Intrigantemente, aun cuando no alcanzan la verdad absoluta, el hombre común siente la verdad más cerca cuando están juntas.

 

En este contexto, surgen tres posturas fundamentales: aquellos que depositan su fe ciega en la religión como única fuente de conocimiento válido, aquellos que abrazan el escepticismo y confían únicamente en las verdades científicas, y aquellos que buscan un equilibrio, articulando la fe y la razón en una síntesis armoniosa.

 

Empero, existe un vasto territorio de exploración y descubrimiento donde la verdad se revela en múltiples facetas y ninguna perspectiva única alcanza a discernirla. También encontramos verdades fundamentales que, independientemente de su origen, resisten el escrutinio de la fe, la ciencia o el escepticismo.

 

Muchas personas en el mundo comparten la creencia en un solo creador o padre supremo, pero hay múltiples y divergentes interpretaciones y prácticas religiosas. ¿Cómo podemos cultivar la comprensión y la conexión mutua más allá de esas diferencias?

 

En este viaje existencial debemos tener una comprensión espiritual inclusiva. Explorar la riqueza de la experiencia humana sin limitaciones de dogmas religiosos específicos y de esta manera las creencias individuales no se conviertan en barreras que limiten nuestra capacidad de explorar y comprender otras perspectivas o verdades.

 

La sabiduría de Ibn ʻArabī, que reconoce la existencia de un único Creador como punto de partida, de cierta manera nos invita a ver que la dimensión espiritual es una premisa, no para ser descartada, pero sobre la cual podemos construir una averiguación adentrándonos en los misterios de la experiencia humana con una perspectiva más amplia y accesible y sin la barrera de dogmas religiosos. Es decir, sumergirnos en una reflexión filosófica buscando trascender las fronteras religiosas y teológicas.

 

Lo anterior nos permite explorar la riqueza y diversidad de la condición humana, examinando nuestras aspiraciones, dilemas morales y búsquedas de significado desde una óptica que no se adhiera a dogmas religiosos específicos y al mismo tiempo promoviendo un entendimiento más profundo y compasivo entre personas de diferentes trasfondos espirituales. En última instancia, es facilitar la reflexión filosófica inclusiva y enriquecedora para todos los que se embarquen en un viaje de exploración intelectual y espiritual.

 

En un mundo marcado por tensiones y tragedias derivadas de la confrontación de las diversas creencias, ideas e intereses, es imperativo cultivar un espacio donde se logre encontrar puntos de conexión y comprensión mutua que transciendan esas diferencias."

Rendir cuentas, la fe y el leon

Plocos: "La obligación de rendir cuentas es una de las cualidades excelsas de todo buen administrador, incluidos aquellos que se autodesignan, de la fe, y en ese caso, aun cuando es una obviedad, es a Dios primero que todo, a quién debe sus explicaciones, antes que sus fieles o su propia consciencia. Debe cuidar sus decisiones y actos, son para Dios y el amor, no para satisfacer ideologías o estados, a los que debe llevarles el mensaje espiritual del amor, y mostrarles como arropar con bondad y justicia sus palabras y elecciones. Encender la luz que muestre el camino del buen servir y exhortar al perdón, al buen hablar. Enseñar con el ejemplo propio, el cómo traer bendiciones al mundo."