25.12.16

LLORAR



Nos enseñan que llorar no es de fuertes, es mostrar debilidad, y pienso que en ocasiones no es útil. En ocasiones no es la  solución mágica  al dolor que  induce el llanto y puede empeorar las cosas, y si lloramos en exceso podría en si mismo convertirse en una fuente de estrés y ansiedad. 

Empero, también nos puede ayudar a afrontar esa dolorosa realidad,  ya que llorar es reconocer y de cierto modo aceptar nuestras emociones, y podría ayudarnos a procesar el dolor y la tristeza de una manera saludable. 

No es fácil afirmar que se debe hacer cuando el dolor y la tristeza nos golpea; pero si se podría afirmar que hay momentos en que sirve dejar que las lagrimas salgan. 

Con certeza, al terminar de llorar, esa realidad que quisimos olvidar o evadir, se desvanece o puede muchas veces regresa, pero los miedos y tristezas que se suscitaron pueden haberse mitigado o en ocasiones desaparecido, ayudando de alguna manera a  enfrentar  esa realidad con mayor vigor y entereza.

A llorar entonces por la razón correcta, disolviendo en  lágrimas las tristezas y miedos,  que al secarse, flotan lejos de nuestros pensamientos y corazones, como hojas secas en el viento.

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