El picor en la punta de la
lengua.
El silencio que a gritos nos
recuerda con sutileza la verdad que no quiere salir.
El recuerdo grato de momentos
tristes.
Las lágrimas que acompañan la
ignorancia que nos enseña el dolor que no sentimos.
Esa locura sana que nos
descabeza y nos deja sin sentido.
La oscura lucidez de nuestras
almas que nos despierta con ojos adormilados y nos ciega con su reveladora y
suave luz, una verdadera mentirosa.
Quien tira la primera, tira la
segunda y si puede tira la tercera.
Las piedras salen y dan sus
golpes certeros donde más nos da placer y nos llena de un delicioso dolor que
nos apacigua el hambre sórdida y la abundancia de sed.
Nada se escapa a esa cazadora
agresiva y esquiva que nos consume la sangre y nos llena de licores desagradables
las venas yugulares de nuestros corazones y miembros adiposos.
El picor en la punta de la
lengua.
El sabor insípido de tus besos
sobre los míos.
La irrelevancia de tus letras
pronunciadas con tinta azul sobre el micrófono irreal de tu mente.
El picor en la punta de la
lengua mientras recorre tu inclinación sumisa y destructiva que me deja
completo y lleno de tu sabor.
Hay veces que tenemos la palabra en la lengua y daríamos lo que fuera por poder decirlas. Sobre todo esos te amo que dan miedo... Miedo a que se burlen de nosotras.
ReplyDeletePor eso es que nos volvemos aveces duras e insensibles, y cuando eso pasa no hay forma de volver a querer sentir.
Todos buscamos ese amor... Pero a la larga tiramos la toalla cuando nos damos cuenta que no existe.
El amor no existe.