Seguro todos nos acercarnos a nuestros hijos, cuando los
vemos tristes o con miedo y con ganas
de llorar. Lo hacemos sintiendo emociones encontradas, entre felicidad y
tristeza. No sé, de pronto es lo que llaman bipolaridad. 😂
Pero siempre intentamos que no
lloren. Qué más da, las lágrimas secan solas y después solo queda la misma
realidad por la que lloramos. Qué ejemplo daríamos?
Muchos padres no sabemos qué
hacer y realmente no buscamos aprender, lo resolvemos en su momento, cuando se dé.
En su mayoría, solo tenemos como referentes lo aprendido de nuestros padres y lo
que logramos aprender por cualquier medio de información formal e informal, que ofrece
nuestra sociedad.
Normalmente les insistimos en no
llorar, en ser fuertes y enfrentar lo que los entristece y les da miedo. En no
mostrar debilidad! Uy, un hijo débil, NUNCA!
No es mi afán decir que se debe
hacer, pero muchos en ocasiones los abrazamos y reconfortamos mientras los alejamos de la terrible
situación. En otras los regañamos y a veces humillamos. Pero de seguro todos le
decimos cómo hacer para enfrentar una próxima situación concurrente y les reafirmamos
que ellos son fuertes. No sabría decirles cual es la actitud acertada, para eso
hay expertos y científicos que han estudiado el tema, por favor consúltelos, no me escriban ahora preguntando qué deben
hacer. Solo asegurémonos que el tratamiento y/o consejo que les demos no esté errado, o estaremos
criando cuervos y/o víctimas.
Lo que sí puedo decirles es que hay
momentos en que debemos dejar las lagrimas salir y llorar con ellos. Por qué no? Tan malo
es mostrar que sus padres también lloran y que es normal. Mostrarles que al
llorar se disuelven en las lágrimas las tristezas y miedos para que el viento las
seque y se las lleve lejos.
Sí, de seguro al terminar de
llorar la realidad que quisimos olvidar por un instante, regresa, pero esos
miedos y tristezas ya no están. Sabremos compartir, aprender y enseñarnos a cómo
enfrentar juntos ó solos, esa realidad. Con mayor vigor y entereza. Con bondad pero sin cobardía. Con serenidad y
paciencia. Con la valentía y el coraje que nace, de saber que lo que haremos es correcto, es
bueno y los que quiero están conmigo.
A llorar entonces y después reír juntos,
felices y valientes, al ver que esas terribles emociones, la tristeza y el
miedo, flotan lejos de nuestros
pensamientos y corazones como hojas secas en el viento.
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