No siempre nos alimentamos porque estamos hambrientos o aprendemos porque carecemos de conocimiento. Esta distinción revela una característica distintiva de los seres humanos en comparación con otras criaturas. Asimismo y a menudo, nuestros deseos, que están impulsados por emociones y sentimientos, nos llevan a actuar de maneras impredecibles y muy diferente de nuestros pares.
Los deseos se dan ligeros y fáciles de satisfacer, y otros extremadamente plúmbeos, que en ocasiones con su peso nos impulsan a tomar decisiones cuestionables.
Los deseos, acompañados de nuestras emociones y sentimientos influyen en nuestra conciencia emocional y a veces nos impulsan a actuar sin tener en cuenta las consecuencias,
incluso llevándonos a hacer sacrificios innecesarios.
Cuando satisfacemos un deseo, sentimos satisfacción, pero cuando no lo
logramos, a menudo experimentamos frustración que a veces expresamos de manera
destructiva.
En esta eterna búsqueda de satisfacción la decencia, comprensión y la bondad pueden ayudarnos sopesar los costos y tomar decisiones más conscientes.
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