Nos
enfrentamos a una constante incertidumbre, mucha desinformación o demasiada
información. Para el Hombre, la necesidad de tomar decisiones es inevitable y urgente. Pero
muchas veces, las decisiones terminan siendo
el resultado de la suposición o especulación y no de un proceso de toma de decisiones organizado, inteligente y efectivo.
Siempre hemos visto que lo primero que nuestra mente evalúa ante un futuro incierto es el escenario más negativo que se pueda dar. Sin embargo, existen muchos que sufren de aversión extrema a lo negativo y se obligan a solo visualizar escenarios optimistas eludíendo así ver lo feo del hoy y su devenir.
Algunos dirían que los
primeros serían catalogados como pesimistas, negativos; y los segundos payasos ilusos.
Pero
también están aquellos que ante cada situación, con serenidad y paciencia evalúan su realidad y los posibles escenarios futuros. Lo consultan con
aquellos en quién confían para recibir útiles tips. Hasta lo
hablan con la almohada y dependiendo de su fe, con su creador. Estos de manera
sensata toman las mejores decisiones. Son aquellos que se elevan por encima de
la trampa evolutiva y a los que llamamos positivos. Estos a diferencia de los
optimistas, sopesan cada situación y sin dejarse llevar del pánico, pero sin
regodearse en la ilusión de escenarios de ensueño, esperan un mejor futuro y siempre van más allá y se atreven a soñarlo, construirlo y actuarlo.
Así
las cosas los pesimistas y negativos siempre ven El Coco, hasta en
el baño y andan en estado (MEP);
Miedo Escénico Permanente. Los ilusos nunca lo ven y pasan la vida
en color fucsia, porque el rosa ya paso de moda y es muy
deprimente. Pero los positivos aunque no creen en su existencia y actúan
para lograr lo mejor, pero por si las moscas, no
dejan de pensar que El
Coco existe, no vaya a ser que éste se aparezca cuando menos
lo esperamos, nos coja por el culo y nos arrastre al infierno. Pilas!
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